viernes, 25 de diciembre de 2009

Oda a mi abuela...


Fui un penalty mal tirado, un inesperado cigoto que se coló en entrañas maternas sin que nadie lo esperara, un niño con padres mayores, pero que no por ello dejó de tener la mejor niñez que un crío puede tener.

Mis padres me tuvieron con 40 y 43 años respectivamente. ¿Que quiere decir eso? Que mi edad no encajaba en mi familia. Mis hermanos me sacaban 11 y 15 años, mis primos tenían hijos de mi edad, mis abuelos hacía años que habían fallecido, y, por desgracia, a una de mis abuelas solo la conocí 2 años. Pero de lo que quiero hablar hoy en este post es de mi abuela, la que sí conocí, mi "pedrina", como la llamábamos en casa.

No he conocido ni conoceré una persona más limpia y pulcra como lo fue ella. Desconfiada como ella sola y temerosa de volver a pasar hambre escondía comida en su habitación, no por gula, sino por si alguna novedad en forma de guerra sobresaltaba España y ella no podía dar sustento a los suyos (cosa que ya vivió cuando era apenas una cría... de ahí sus miedos).

Murió hace unos años, pero sigue en la mente de todos nosotros. Sus últimos días no fueron, seguramente, como ella deseaba, pero nadie puede decirle que no se desvivió por los suyos.

Hoy la he visto de nuevo. En la cara de la abuela de mi novia. Cuando, sin venir a cuento, se ha acercado a mí y, como muestra de gratitud por cuidar a su nieta, me ha besado la mejilla como pocas personas lo han hecho. Un gesto sincero, sin segundas intenciones.

Desde ese momento no he podido dejar de fijarme en su forma de actuar toda la noche. Discreta, sentada en su silla, sin decir nada que no haya meditado dos veces anteriormente, con ese aire de melancolía por la reciente pérdida de su marido y otorgando el protagonismo a los demás... esperando su momento pacientemente. Así fue mi abuela y por eso esta noche debo escribir sobre ella.

Siento que todo lo que puedo escribir es poco para transmitir lo que siento en estos momentos: una especie de mezcla entre añoranza y rabia. Añoranza porque, aunque a veces erraba, la queríamos como era, y rabia porque no fui capaz de hacerle saber lo importante que fue para todos nosotros...

A mi "pedrina" Juana.


"Semper fidelis"



...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

En esta epoca del año siempre nos solemos acordamos de los seres queridos que ya no estan con nosotros. Una abuela es una abuela, yo tengo a las dos por suerte y me encanta poderlas compartir contigo :).
Un besito!!! y no te preocupes que tu abuela sabía perfectamente lo importante que era para ti y todo lo que la querias!!!

• Ïяeηe •

Homero dijo...

Que envidia siento de los que pudieron disfrutar de sus abuelos muchos años. Nunca es suficiente.

PORQUE LA VIDA PUEDE SER MARAVILLOSA