jueves, 27 de agosto de 2009

El referéndum de la vergüenza...



Los periódicos y demás panfletos partidistas de la cada vez más deteriorada España se han hecho eco en los últimos días de lo que se podría calificar como una estupidez, si no fuera porque atañe a los bolsillos y las dignidades, existentes o no, de algunas familias catalanas.
Esa estupidez se llama "Referéndum sobre la Independencia de Catalunya".

Por lo visto, un avispado grupo de independentistas con almas de pionero y pocas cosas que hacer, capitaneado por el hasta ahora desconocido concejal de "Candidatura d'Unió Popular" Josep Manuel Ximenis, ha decidido destinar parte de las arcas del Ayuntamiento de Arenys de Munt, en el Maresme, a elaborar un Referéndum sobre la independencia catalana.

Esta estupidez mayúscula, esta gilipollez con vistas al mar, no tiene, ni siquiera, carácter oficial, es decir, su resultado no influirá para nada en la situación geográfica de Arenys de Munt. Aún así, este grupo de misioneros de Carod prefiere usar el dinero de sus conciudadanos para que sus colegas independentistas de mayor rango conozcan sus rostros y se acelere su particular camino al Nirvana político-nacionalista.

Como buen español con 1,9 dedos de frente, soy consciente de que no todos los catalanes, ni siquiera todos los vecinos de Arenys de Mar, son independentistas, ni están a favor de una total autarquía catalana (cosa que de hecho es imposible). Pero, aún así, seguramente el referéndum tendrá una respuesta positiva a la pregunta: "¿Está usted de acuerdo con que Catalunya se convierta en un Estado de Derecho independiente, democrático y social integrado en la Unión Europea?". ¿Por qué?... Porque solo acudirán a las urnas aquellos a los que les interese perder su tan estimado tiempo en estas patochadas, los nacionalistas.

Centrándome en la pregunta en cuestión... el final de la misma dice ...integrado en la Unión Europea... ¿Así de fácil? No solo están convencidos de que Catalunya, como país, va a ser tan autosuficiente como para conducir su propia economía, que se verá afectada por las miles de empresas que trasladarán sus fábricas temerosas de cambios, por la falta de ayudas recibidas por el generoso gobierno zapaterista o por el simple coste de confección de unos nuevos documentos de identidad para sus habitantes, sino que además pretende que la UE la reciba con los brazos abiertos, colándola en la fila de candidatas a "miembras" del club, y con unas enormes ganas de otorgarles subvenciones.

En fin, yo, particularmente, empiezo a estar un poco harto de tanto odio hacia España y lo español. No hay más ciego que el que no quiere ver, ni más borracho que el que quiere beber, así que si ellos no son capaces de ver hacia donde se dirigen, no vamos a ser nosotros quienes les guiemos.


Y ahora, llámenme facha...



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jueves, 20 de agosto de 2009

¡¡QUÉ BIEN SE VIVE EN MALLORCA!! (I)


Hace unos días volví de viaje. Aproveché una de mis escasas semanas de vacaciones para escaparme a "peninsulear" un poco. El destino, o más bien las compañías, me llevaron a confeccionar un viaje un tanto extraño, uniendo la moderna y vanguardista ciudad de Madrid con la antigua y retrógrada tierra cacereña.

¿Qué puedo decir de Madrid? Pues para empezar que aún no se muy bien si ese avión me llevó a la capital española o al mismo centro de Quito.
Yo no soy un tipo que se caracterice por su altura, pero puedo jurar que me pasé medio viaje apartando cabecitas latinoamericanas para poder abrirme paso por la ciudad.

Otra de las cosas que me impactaron fue la cantidad de prostitutas que vi deambular por la que se considera ciudad modelo en el territorio español y aspirante a acoger las Olimpiadas de 2016. Supongo que la clave para ganar medallas será que estas damiselas acompañen a nuestros deportistas durante las semanas que estos residan en las villas olímpicas.

Para acabar, debo hacer referencia a la chulería de los lugareños. Gentes con la inteligencia atrofiada y menos educación que un chimpancé que son incapaces de dirigirse a las demás personas con una sonrisa o, al menos, esgrimiendo un confortable "Buenos días".

Y, ¿qué puedo decir de Cáceres? Bueno, en realidad no estuvimos en Cáceres ciudad (que ya era la hostia de tentador), sino que estuvimos en un pueblecito llamado Coria, bañado por las aguas del río Alagón y sudado por temperaturas nunca inferiores a los 36 grados centígrados.

Con ese calor, nuestro único consuelo al llegar al pueblo era tratar de encontrar la casa lo antes posible para tumbarnos en el sofá a ver la tele con el aire acondicionado a 25 grados bajo cero. ¡PUES NO! Ni tele, ni aire, ni leches. Aquello era una especie de casa de Gran Hermano con la suerte de que allí sí que había gente con cerebro y que ninguna se pelearía por el tabaco.

Rodeado de vecinos cotillas y mirones, atrincherados en sus bloques de cincuenta viviendas cada uno con el fin de no derretirse por el calor extrañamente húmedo que pegaba sus axilas a su torso, nos dedicamos a integrarnos en la sociedad coriana lo mejor que pudimos, dándole una gran importancia a la parte más transitada de la casa, el balcón.

Pasados unos días de calor sofocante y viajes interminables en coche, decidimos ir al pueblo de al lado, Torrejoncillo, caracterizado por su trazado extremadamente irregular, donde disfrutaríamos de nuestra última noche en tierras extremeñas asistiendo a unos encierros taurinos típicos de la localidad.
Allí estaba yo, bebiendo garrafón de 4 euros, rodeado de gitanos y proyectos de gitano, observando cómo puteaban a un toro de 400 kilos, que de lo único que era culpable era de haber nacido en esas tierras, tirándole petardos a la cara, rociándolo con agua a presión o punzándole el trasero con una vara, para divertimento del personal allí presente.
Pero eso no fue lo más impactante. De repente, cuando llevábamos unas dos horas de encierro, apareció entre la multitud, envuelto de jaleo y vítores, un "señor" que, armado con un rifle, disparó a bocajarro al pobre animal, dejándolo inerte sobre esos amagos de adoquines mientras el pueblo entero se acercaba a contemplar la hazaña. Tiro certero en la sensibilidad humana, donde quiera que esté.


Pese a todo lo relatado, el viaje fue increíble. La compañía lo hizo inigualable y, por ese motivo, repetiría sin dudar. Gracias a todos.


Como colofón, y tras haber podido contemplar la vida desde lugares tan distintos como Madrid o Coria, es necesario que repita una de mis frases más usadas:


¡¡QUÉ BIEN SE VIVE EN MALLORCA!!



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sábado, 8 de agosto de 2009

Bienvenida Carla!!!



Ayer, día 6 de Agosto de 2009 nació mi sobrina. A las 17:31h asomó por completo su cuerpecito dando muestras de sus dos kilos y medio de admirable belleza.

Nosotros, convertidos en babeadores profesionales, cual perros de Pavlov, solo pudimos contemplarla sin mediar palabra, observando el asombroso parecido con su hermano Daniel (mi ahijado) y dando la enhorabuena a mi cuñada por su saber estar. Mi hermano, asumiendo el papel secundario que asumen todos los "embarazados", lucía una cara de orgullo con evidentes y comprensibles tintes de agotamiento.


Carla estaba ya fuera, por fin, tumbada en esa especie de palangana para comidas preparadas que usan en las clínicas. Medía apenas unos centímetros más que mi mano, pero desde que la vimos todos aceptamos desde el silencio que ella será sin duda y por mucho tiempo una de las personas más importantes en nuestras vidas.


Solo espero que la vida para ti sea igual o más confortable de lo que fue tu nacimiento...





¡¡¡BIENVENIDA A LA FAMILIA, CARLA!!!
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PORQUE LA VIDA PUEDE SER MARAVILLOSA