jueves, 26 de noviembre de 2009

Soñando con perder el tiempo



Toda la vida he sido de natural tranquilo. Reconozco que a veces (aunque los que me conocen dirán que son muchas) me exaspero con facilidad, pero la pura realidad es que soy bastante calmado. Adoro dormir por las mañanas, algo que no puedo hacer muy a menudo, y me encanta holgazanear los domingos... Pero ese reconfortante hobby no gusta a todo el mundo...


La gente se acerca a mí y, blandiendo una absurda premisa, saca unas conclusiones que no son las correctas. Esgrimen comentarios del tipo: "Si los únicos días que tienes libres son los fines de semana y desaprovechas las mañanas durmiendo, pierdes parte de tu tiempo libre"...

Bien, lo que no saben esos jueces de lo efímero, esos hijos de Chronos, esos bastardos soldados del minutero es que su primera premisa es totalmente errónea: ellos creen que dormir es desaprovechar el tiempo... cosa que no puede ser más errónea tratándose de mí. Yo adoro dormir por el día, tendré algo de vampiro o quizás algo de borracho, pero la cuestión es que, a mi modo de ver las cosas, dormir no es una pérdida de tiempo, es LA MEJOR manera de aprovecharlo.


Por eso, tumbado en mi cama a modo de calentamiento para el partido de pádel que tengo que jugar dentro de unas horas, lanzo un grito de "dejenmeenpaz" para todos aquellos que quieran MALGASTAR su mañana de domingo yendo a correr o comprando un kilo de "kakis" en Santa María, mientras ustedes "aprovechan" el domingo, yo, entre los brazos de Morfeo, soñaré que lo estoy desaprovechando.



"Semper fidelis"



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jueves, 19 de noviembre de 2009

No traje traje...



Por suerte o por desgracia el cargo que desempeño me "obliga" a portar traje. Si tengo que ser sincero me gusta: es elegante y da glamour... hasta que sales de la oficina...

Hoy, por causas de la vida o porque TODA LA GENTE que conozco ha nacido en el mes de noviembre, he tenido que ir a comprar regalos de cumpleaños sin haber podido cambiarme de ropa. Ahí me tienes, con mi particular uniforme de preso de Guantánamo, sintiéndome un esclavo más de la España corporativa, envidiando a aquellos que, por caprichos del destino, pertenecen a la empresa más grande del país: el INEM.
Y es que no tengo la clase suficiente como para aguantar sobre mis hombros el peso y, sobretodo, el calor que supone llevar puesta una americana. Es antinatural. Años y años luchando para extinguir esa moda "ochentera" de las hombreras para acabar llevando su homólogo masculino... carece de sentido...

Mi mundo es el de camisetas de rock y pantalones de colores, blazers estridentes y bambas "cantosas". Supongo que debe influir en algo la edad. Mi trabajo no está hecho para una persona tan joven como yo. Por ese motivo mis originales corbatas y mi peinado juvenil alarman a mis más clásicos clientes y enamoran a sus vetustas mujeres.

En fin, supongo que, como dice mi novia, hay dos Carlos, uno es el que lleva traje, bebe vino y escucha a Barry White, y el otro es el que viste vaqueros, escucha Red Hot Chilli Peppers y se lo pasa de puta madre viendo a los Les Luthiers...



"Semper fidelis"



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viernes, 13 de noviembre de 2009

Cuando seas padre, comerás huevos..



Hablemos de paternidad.

Desde el desconocimiento que supone no tener ni hijos ni ganas de tenerlos puedo afirmar con más rotundidad que un juez de tenis que hay gente que NO debería procrear.

Mi hermano, una fuente inagotable de ocurrencias, promulga desde hace años la idea de hacer pasar una especie de test psicológico pre-coito a todo aquel que quiera ser padre. No es una idea del todo descabellada. Seguramente nos ahorraríamos el tener que soportar a vómitos humanos como Belén Esteban o Aramis Fuster, entre muchos otros.

Hoy ha sido el colmo de los colmos, el summum de la incompetencia paterna: un niño, de unos 8 años, le ha preguntado a su padre, delante de mí, qué significaba "hacerse una paja"; el padre, con el mismo pudor que cultura, le ha contestado, entre carcajadas, lo que todos nos imaginamos. Pero no acaba ahí lo desagradable de la historia, sino que, a modo de penoso chiste, y con el objetivo de que yo me empapara de la risa del momento, le ha dicho a su retoño: "ahora pregúntale a tu madre que es una mamada, que ella lo sabe bien".

Es lo que pasa con los niños de ahora. Nacidos fruto de una tarde de aburrimiento y maleducados por naturaleza, han sustituido el modelo paternal por la Play, la tele e internet, y pasan más tiempo en casa de sus abuelos que en la suya propia.
Los padres, que han engendrado seis hijos a los que crían con unos míseros 700 euros que les proporciona el INEM, están más tensos que los ligamentos de Prosinecki. Y, ¿Qué hacen para calmarse?... en efecto, siguen follando sin funda... como si tuvieran que mantener, ellos solos, a la raza humana inextinta. Coño, que se han visto casos de equipos de fútbol que se han fundado a partir de unos padres en el paro!

Si señores, ahora mismo, mientras leéis este blog, alguien, en el mundo, puede estar engendrando un nuevo Hitler, o un nuevo Mussolini... o lo que es peor... un nuevo Pipi Estrada. Esto hay que pararlo. Tiene que haber un filtro, una criba que separe a aquellos capaces de tener hijos y criarlos con algo de criterio de aquellos que enseñan a sus hijos que la holgazanería, la delincuencia y la dejadez son las bases sobre las que debe cimentar su futuro... un futuro más turbio que la inocencia de Maria Antonia Munar.


"Semper fidelis"



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viernes, 6 de noviembre de 2009

Lo que me faltaba...




No sé que le ha dado últimamente a todo el mundo con "El que faltaba". Parece que nadie sabe ir de marcha si no es a ese cuchitril de mierda. ¿Será algo que les echan en la bebida? ¿Se llevarán comisión por captar adeptos?

Debo admitir que he ido las suficientes veces como para opinar con algo de base en mis razonamientos. Es una discoteca marullera donde no dejan pasar a una persona corriente y moliente como yo por portar una inofensiva camiseta de los Rolling, pero sí dejan entrar a cualquier "killo" / proyecto de gitano que se vista con ropa de boda. ¿Qué clase de criterio es ese? ¿Creen de veras que es peor que un joven salga de marcha con camiseta que que un boxeador frustrado, vestido con camisa, por supuesto, se dé de ostias con un barman?


Debo mostrar, pues, mi frustración e indignación hacia ese antro de parásitos donde, además de herir mi orgullo, han hecho que me sea imposible salir de marcha con los colegas sin que estos me intenten convencer para acudir, como moscas, a ese enorme montón de mierda llamado "El que faltaba".




"Semper fidelis"



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domingo, 1 de noviembre de 2009

Éste es mi bar...





Cada mañana voy al mismo bar a merendar. Es una especie de cafetería venida a menos regentada por un señor cuyo único objetivo en la vida es cerrar la barrera del local a las nueve y media hora después encontrarse sentado en un sofá escogiendo alguna inmigrante albanokosovar a la que poner mirando a Cuenca, siempre pasando previamente por caja. Divorciado de profesión y barman de vocación, este señor ha dedicado sus últimos doce años de vida a cagarse en "la puta de su ex-mujer", a la que le pasa una pensión millonaria cada mes por un hijo que nunca debió de haber nacido.




El local, un antro tipo "Los ladrones van a la oficina", tuvo baldosas blancas en su día; hoy solo queda de ellas un mísero recuerdo en forma de fotografía. El suelo se ha cimentado a base de chicles, huesos de aceituna y sustancias sospechosas provocadas por noches de lujuria y desenfreno con mujeres que fuman, pero que fuman mucho.


Nunca me he atrevido a entrar en los baños, pero conozco gente que sí lo ha hecho... nunca han vuelto a ser los mismos... restos de orín y vómito se enzarzan en una cruenta pelea por la conquista de nuestro olfato y, en ocasiones, hasta de nuestras papilas gustativas.




La compañía allí es muy agradable. Comparto barra con un señor que es capaz de combinar sin el más mínimo atisbo de vergüenza una americana blanca de marca con unos "shorts" vaqueros con el trasero desgastado... un pionero, vamos. También me topo con un millonario de apariencias: un tipo que viste con polos y camisas Ralph Lauren y que presume de ser el propietario de una exitosa agencia de viajes, la cual sé, de buena tinta, que debe más que factura. Éste es el típico personaje que invita a sus congéneres de barra a merendar solo para mostrar el "fajo" de billetes que no declara a hacienda. Más hacia el fondo del bar encontramos a una familia de gitanos, todos en pijama, que deleitan sus paladares con un desayuno continental: café con leche, zumo de naranja, croissant dulce y napolitanas de chocolate. En resumen, un almuerzo diario de 30 euros para una familia que subsiste gracias a una pensión de viudedad de la matriarca que no pasa de los 300 euros mensuales. Hagan cuentas... Ya, como colofón final, una de las estrellas del local, "la muda", una mujer rubia de unos cuarenta y tantos que posee una capacidad dialéctica y un dominio sobre cualquier tema solo equiparable al de los antiguos filósofos griegos.




En fin, algo digno de ver. A pesar de todas mis críticas, debo admitir que el medio bocadillo que engullo con ansia a diario es verdaderamente exquisito, probablemente las cucarachas que habitan en el submostrador y ese denso humo que se inhala le den ese toque diferente al de otros bares.






"Semper fidelis"






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PORQUE LA VIDA PUEDE SER MARAVILLOSA