viernes, 17 de julio de 2009

Seamos Francos...




Palma está en obras: calles levantadas, zanjas en las aceras, plazas convertidas en improvisados parkings para grúas, etc. Pero en este post no voy a hablar de lo absurdo que es destrozar la ciudad en su momento de auge turístico, el verano, sino de otro tipo de remodelaciones...


En su afán de limpiar la ciudad de símbolos franquistas que osen atentar contra la moral de algunos inmorales, el Ajuntament de Palma, de la mano de su alcaldesa, Krusty el payaso, dando un particular uso a la Ley de Manipulación Histórica, ha decidido aprovechar las obras de mejora o de "puteo" llevadas a cabo en la Plaza Teniente Coronel Franco, en Son Gotleu, para cambiar el nombre de la misma, que ha pasado a llamarse Plaza de Miquel Dolç.


Esta plaza, considerada el último símbolo franquista que aún quedaba en pie en Palma de Mallorca, ha sido durante muchos años un motivo más para que los grupos izquierdistas y nazionalistas mallorquines (y no tan mallorquines) dieran "matarile" al PP, quien fue acusado de no condenar la dictadura por mantener el nombre de la misma.


Lo que no saben estos incultos de pipa mojada es que esta plaza está dedicada al hermano de Francisco Franco, Ramón Franco Bahamonde, republicano de raza y diputado de Esquerra Republicana de Catalunya que fue proclamado jefe de Aviación de las Islas Baleares por el caudillo y que formó parte de la tripulación del glorioso Plus Ultra, que unió Huelva con Buenos Aires en 1926.

Así pues, lo que muchos piensan que se alzaba como un vergonzoso símbolo franquista, lo es, solo que se han equivocado de hermano...


Desde mi indignación por la ignorancia demostrada por las que se consideran las mentes pensantes de la isla, propongo que, en consonancia con el propósito de eliminar símbolos que recuerden la vergüenza de batallas pasadas, se cambie el nombre de la calle Jaime III, quien llegó desde Catalunya para arrasar a la población árabe que vivía en Mallorca mucho antes de que el pudiera sostener una espada sin que le temblase el pulso. Un buen nombre sería el de Avenida de Atila el Huno o Vía de Adolf Hitler, dos personajes que, al igual que el Rei en Jaume, no tuvieron reparo ninguno en aniquilar a quien se cruzase en su camino y osara impedir la supremacía de su pueblo.


Para acabar reitero mi admiración por nuestros políticos de izquierdas, quienes, al no ser víctimas en ninguna guerra civil ni ser, a día de hoy, apresados y aniquilados en masa, han desarrollado una capacidad innata para girar la tortilla según su conveniencia, cosa que les ha permitido convencer a la sociedad de que seguimos inmersos en algún tipo de batalla "simbologística" a dos bandas, republicanos contra sublevados, derecha contra izquierda... lo que ellos quieran.



Finalmente, debo darle mi más sincera enhorabuena a la familia del difunto filólogo y poeta Miquel Dolç, quien tiene bien merecida una plaza tan bien situada como la de Son Gotleu.




Semper fidelis



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