Los malditos

Cuan gritan estos malditos,

mas mal rayo me parta,

si en acabando esta carta,

no pagan caros sus gritos.

Este post va dedicado a toda aquella gente que se cree con derecho a perforar los tímpanos de los demás.

Estamos en la era de la tecnología: ordenadores con conexión a internet, chats, foros, blogs, sms', llamadas a cobro revertido y lenguajes de signos, sin obviar la conversación pacífica de toda la vida... PUES NO! hoy en día, mucha gente se decanta por comunicarse con sus congéneres a través de un medio más discreto y menos rudimentario... LOS GRITOS!!!

Estudiemos a estos personajes:

Son personas completamente alejadas del mundo moderno, encerradas en el pasado y aferradas a sus tradiciones como Solbes se aferraría a una oportuna destitución. Es gente cuyo modelo de conducta podría ser María Patiño o Jesús Mariñas. Seres cuyo objetivo en la vida (o eso creo yo) podría ser aniquilar a la raza humana, o al menos dejarla sorda, para gobernar el planeta ayudados por sus acorazados oídos insonorizados.

Es gente a la que no le importa jugar al Singstar o ensayar su actuación de zapateado flamenco a las 2 de la madrugada. Individuos para los que el teléfono no es un invento útil si sus cuerdas vocales se encuentran en plena forma, gente sin pudor conocido, a la que no le importa que todos los vecinos de su bloque se enteren de que "a la Juani se l'han caío las braga del tendeero".

El ecosistema óptimo para la cría de estos seres es el denominado "barrio bajo", la estepa de la educación y el respeto, y la selva del descaro y la ordinariez. Estas personas son conocidas entre sus congéneres a leguas y siempre tienen nombres articulados, como "La Juani", "La Loli" o "La Mercedes", mientras que sus crías poseen un aspecto "agitanado" y un nombre anglosajón, como Johnatan o Jennifer, una mescolanza graciosa a la vez que aterradora y desconcertante.

Para acabar, otro dato que nos ayudará a identificarlos es la cantidad de personas con las que mantienen relaciones sociales. Son capaces de conocer a todo un barrio entero e, incluso, gente que vive a las afueras de este; y no solo eso, sino acordarse de los nombres de todos ellos y saberse sus vidas de pe a pa.

Por vuestro bien, alejaos de ellas o acabareis sumidos en una vida de estrés constante, ornamentado con alhajas doradas y camisetas de marcas falsas, en la que vuestro único objetivo en la vida es saber qué ha pasado esta semana en la casa de Gran Hermano.